Hacía tiempo que queríamos adentrarnos en la tortuosa
mente creadora de José Ángel Conde (AKA Josef A.), realizador de piezas
envasadas al vacío y salpicadas de ese hermoso ruido atmosférico que acompaña a la videoexperimentación. Afincado
en Alemania desde hace unos años, la influencia de las vanguardias se deja
notar en sus creaciones.
Hace tiempo creo la sociedad Spleen PC con un amigo, donde
se ubican sus dos primeros cortos ‘El veso’ y ‘Tribeca’, este último de sorprendente
animación 2D de aire propagandista, como si de viñetas malsanas se trataran.
Recomendamos airosamente echar un vistazo al estilo
audiovisual creado por este autor que ahora nos sorprende con una trilogía
personal de videoarte a base de fotografía estática y poema que ha titulado
MOHO.
Y como nos quedamos con ganas de más, contactamos con él para que, desde Leipzig,
nos conteste a algunas preguntas que recogemos en una entrevista sólo para
CortosRotos.
Háblanos de tu trayectoria ¿cómo desembocas en la creación audivisual?
Lo cierto es que llevo haciendo cortometrajes desde la adolescencia,
cuando nos juntábamos los amigos para grabar como forma de diversión; aunque
para algunos de nosotros lo audiovisual ha terminado convirtiéndose en una
profesión. Los primeros vídeos eran evidentemente muy amateurs, grabados
en formatos caseros. Posteriormente, en mis trabajos conjuntos con mi amigo
David Prada Prada en nuestra plataforma Spleen PC nos hemos decantado
mayormente por la imagen de las cámaras digitales, aunque siempre de forma muy
autosuficiente, con presupuestos prácticamente inexistentes y una vocación
marcadamente experimental. De hecho, aunque David está más habituado a ello,
personalmente como director tan sólo he realizado un cortometraje con actores
profesionales, ‘El veso’, y de esto hace ya unos cuantos años. Los últimos
trabajos que he realizado son aún más mínimos a nivel de producción si cabe,
puesto que los he llevado a cabo completamente solo y contando con lo más
inmediato, tanto a nivel técnico como creativo.
Bueno, también está ‘Tribeca’, ese
flirteo con la animación artesanal que, además marca tu estilo inconfundible y
oscurantista. ¿Influencias?
Concretamente ‘Tribeca’ es mi penúltimo corto, del 2012, y con él probé
el campo de la animación, con mucha parquedad de medios, eso sí, partiendo de
imágenes fijas de cómic dibujadas por mí mismo. Siempre he considerado el
cortometraje como una plataforma perfecta para la experimentación, por ello
tomo siempre como referente a David Lynch o Luis Buñuel, dos maestros de la
vanguardia. De Lynch siempre he tenido en cuenta su enfoque oscuro, casi demoníaco,
de las historias y el uso del montaje, el sonido y la iluminación para crear
atmósferas insólitas, como se puede apreciar en ‘El veso’. De Buñuel, por
contra, me gusta su ritmo pausado pero directo, donde el montaje interno es el
que marca el impacto, aspecto con el que David Prada y yo trabajamos sobre todo
en otro corto, ‘Una chica del sur’. También tengo una gran pasión por el
expresionismo alemán, con su uso simbólico de la luz, y por el cine de terror
de los años 70 y 80, con esa estética sucia y amateur que caracteriza, por
poner un ejemplo, las primeras películas de Sam Raimi. Y también, por supuesto,
una de mis grandes pasiones, el cómic, al que ‘Tribeca’ no deja de ser
un homenaje.
‘MOHO’ es probablemente el proyecto más improvisado que he realizado. La
idea surge de otra de mis facetas creativas, la poesía. Desde hace tiempo me
rondaba la idea de intentar combinar mis poemas con imágenes, pero tenía claro
que, al igual que con mi forma de escribir, debía llegar a un resultado de la
forma más aleatoria y visceral. En ‘MOHO’ combino pequeños clips grabados
mediante un móvil con fotografías fijas, imágenes casuales que he ido
recopilando entre Berlín y Leipzig, para luego tratarlas y retocarlas de forma
digital. En este caso el azar y el caos han sido los factores dominantes.
¿Y cómo se conjuga la poesía y el video?
En mi caso no
hay ningún tipo de regla, todo se ha basado en la más absoluta improvisación,
de forma emocional si se quiere, como el propio lenguaje poético
Dices que el material lo has grabado en Alemania, ¿es diferente la
percepción artística que puedes adquirir aquí?
Ahora estoy en Leipzig, aunque he pasado varias temporadas en Berlín y
evidentemente es una ciudad que influye a nivel expresivo de forma inevitable.
Tanto una ciudad como la otra poseen ese paisaje urbano tan característico de
la antigua RDA, el cual personalmente me fascina, donde puedes encontrarte
manzanas enteras con edificios totalmente abandonados. Desde luego son
auténticos paraísos para los exploradores urbanos y poseen una sensibilidad
extremadamente decadente. Donde otras ciudades están llenas de movimiento y
tecnología, aquí hay barrios cargados de una atmósfera definitivamente
fantasmal, que evoca el pasado y lo que ya no existe. Eso las convierte en dos
ciudades muy poéticas.
Y ya para acabar… ¿futuros proyectos?
Siempre hay proyectos en mi cabeza, el que salgan adelante ya es otra
cuestión. De momento estoy escribiendo un guión para un largometraje, una
historia sobre satanismo, aunque no sé muy bien si llegará a ser una película
alguna vez (al menos me divierte escribirlo). También tengo pensado trabajar de
nuevo en un cortometraje con actores profesionales aquí en Alemania, una
historia gótica contemporánea, aunque no va a ser nada fácil tener que luchar
con el idioma, eso seguro.
Más información sobre Josef A: http://josefingel.wix.com/josef-a
Más información sobre Spleen PC: http://vimeo.com/spleenpc