8/1/12

Volver al cine emocional no es una superproducción

Una de las primeras películas que hizo M. Night Shyamalan (futurible director de “El sexto sentido”) fue un corto doméstico homenajeando a "Indiana Jones" (apenas superaba los diez años). Nos hubiera gustado compartirlo con nuestros lectores, pero ha sido imposible encontrarlo en la Red, y, por ahora, sólo es accesible como material extra en sus DVDs.


Sin embargo, aprovechando el lanzamiento en España de “Super 8” en este formato hemos querido recuperar el corto que endulza los títulos de crédito de la película con la que Steven Spielberg y J.J. Abrahams han querido rendir tributo al cine de los años ochenta.

De acuerdo que ninguno de los dos necesita difusión en un modesto blog sobre cine amateur. Pero lo que sí necesita todo cineasta es mantener un contacto directo con la fuente primigenia del séptimo arte, aquella gran ilusión que hizo al espectador tirarse al suelo pensando que el tren salía de la pantalla y que solo entienden los niños cuando descubren maravillados que pueden hacer cualquier cosa cuando cogen una cámara.

El devenir de la vida ya se encargara de frustrar los sueños (es algo de ley). Por eso es especialmente significativo que hoy en día (cuando el espectador ha dejado de asombrarse en las salas de cine) los realizadores hayan optado por un hiperrealismo que sólo encuentra el nexo emocional en lo doméstico.

Pongamos algunos ejemplos: el devastador documental “Capturing the Friedmans” descoloca al espectador acostumbrado a los estereotipos del héroe y el villano gracias a un montaje basado en las cintas domésticas de una familia de los años setenta cuyo patriarca estaba obsesionado con grabarlo todo; “500 días juntos” es una anticomedia romántica que otorga al metraje una cercanía solo comparable a las autofotos que se hacen las parejas enamoradas mirando a cámara como si miraran esperanzadas a un futuro poco esperanzador. Y ya si hablamos del terror no hace falta salir de España para reconocer a la saga de “REC” su esfuerzo por introducir al espectador en el miedo en carne viva a pesar del temblor y el desenfoque visual como si nos encontrasemos en un pasaje del terror.

 No es nuevo. Lo utilizó como eficaz herramienta de marketing “Holocausto caníbal” o “El proyecto de la bruja de Blair” en este ámbito y ha sabido recuperarlo con más o menos fortuna la franquicia “Paranormal Activity”. Aunque ha sido la televisión (en plena era dorada del reality) quien ha sabido utilizarlo inteligentemente; véase “Larry David” o “The Office” a nivel internacional o "Qué vida más triste" y "Camera Café" en España.

En cuanto a la ciencia ficción, encontramos dos buenos ejemplos en las cintas “Invasión a la Tierra” y “Monstruoso”. Lo cual nos lleva de nuevo a J.J. Abrahams y su homenaje al diamante en bruto del cineasta, al "Indiana Jones" de Shyamalan, al retrato cinematográfico familiar, a la gran ensoñación del cine. 

Es el momento de hacer cosas grandes. Ahora más que nunca, es el momento de dignificar muchas cosas. Y si desde la meca del cine prestan atención a la realización amateur (a pesar de que sea por moda, como el 3D), aquellos que cogen una cámara digital y gritan acción como si el mundo no se hubiera movido hasta entonces… tienen más derecho que nunca a llamarse artistas. ¡Ánimo!


1 comentario:

  1. Excelente blog y excelentes cortometrajes, se agredece encontrar a más gente que ama el cortometraje amateur. Os hago un enlace desde mi blog. ¡Un saludo! www.ppbcblog.blogspot.com

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